Desde el Consejo Insular de la Energía apoyamos la implantación de instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo, para las que en este ejercicio se han destinado más de 400.000 euros en forma de subvenciones. Este es el cuarto año que el Cabildo convoca estas ayudas para viviendas y el segundo para las empresas, que deben solicitarse antes de ejecutar la instalación.
Son diferentes los motivos por los que los usuarios se suman a la «revolución de las azoteas». En el caso de Alejandro Verona, lo hizo por una fuerte convicción sobre la necesidad de avanzar en el autoconsumo y reducir la quema de combustible para generar energía. Tras su buena experiencia al instalar una placa para el calentador de agua de su vivienda, decidió ir más allá y optar por una instalación mayor en una finca de la familia.
«Me hubiera gustado poner aún más placas. Llegamos al máximo posible para, a parte de producir la energía que nosotros consumimos, también aportar a la red el excedente que tenemos, porque eso va en beneficio de todos», señala.
En su caso, instalaron ocho placas solares con una potencia de 400 W cada una, con la que alcanzan un potencia instalada de 3200 W que les permite verter a la red aproximadamente el 70% de lo que producen tras surtir a la vivienda y a los equipos de la finca.
En cuanto a la instalación, asegura que la clave está en elegir una buena empresa instaladora y cuenta que en su caso, él no tuvo que preocuparse de nada porque la empresa se encargó de todos los trámites también para las ayudas. «Ha ido todo sobre ruedas», indica.
Alejandro está satisfecho con su decisión y anima a otros ciudadanos a sumarse a la «revolución de las azoteas». «El ahorro hay que mirarlo a largo plazo porque a corto, el precio que pagan las eléctricas por la energía que se vierte a la red no tiene nada que ver con el que te cobran por consumo». Aún así, cree que todas las viviendas deberían tener sus propias placas solares para que la energía salga más barata y limpia para todos.